La Fosa de las Marianas representa el punto oceánico más profundo del planeta, se encuentra ubicado en el Pacífico oeste, a unos pocos kilómetros de las islas que reciben el mismo nombre y de Guam. El punto máximo de la fosa es el Abismo Challenger, cuya profundidad estimada es de 11 kilómetros.
Por lo que respecta al largo de la Fosa de las Marianas son 2.550 kilómetros aproximadamente, mientras que el ancho llega apenas a los 70. En la parte más profunda de la fosa la presión llega a ser casi mil veces más fuerte que la existente a nivel de mar, por otro lado, la temperatura oscila entre 1ºC y 4ºC. Contrario a lo que podría pensarse, la fosa no es la zona marítima más cercana al centro del planeta, esto es debido a que la Tierra no es una esfera perfecta, es por ello que existen zonas en el océano Ártico que se encuentran más próximos a este punto de referencia.
La Fosa de las Marianas cuenta con estas peculiares características debido a su ubicación, donde converge la placa tectónica del Pacífico con la placa de las Marianas. Son las fuerzas de subducción (deslizamiento del borde de una placa de la corteza terrestre por debajo del borde de otra) de la primera las que la conducen en dirección al centro de la Tierra, son estas poderosas cargas energéticas las responsables de la existencia de islas volcánicas en el archipiélago de las Marianas.
El descubrimiento de la Fosa de las Marianas ocurrió a finales del siglo XIX, durante la expedición inglesa Challenger entre los años 1872-1876. Sin embargo, la existencia del Abismo de Challenger se daría a conocer en el año 1899 durante la expedición Challenger II, realizada con equipos de navegación por sonido, sin sumergibles. Han sido muchas las exploraciones posteriores desde soviéticas a japonesas. Recientemente, científicos del Institute of Geophysics and Planetology de Hawai han descubierto en la Fosa de las Marianas otro abismo que podría ser igual o incluso mayor que el Challenger, no obstante, los estudios siguen en marcha.
Se han llevado a cabo varios descensos exitosos hasta los confines de la Fosa de las Marianas, el primero en el año 1960 con el sumergible Trieste, el cual tocó fondo a una profundidad de 10.916 metros. Pero sin duda alguna, una de las iniciativas sumamente más publicitadas fue la llevada a cabo recientemente por el célebre director de cine norteamericano James Cameron, quien logró visitar las profundidades de la fosa en el sumergible Deepsea Challenger. La expedición fue patrocinada por la Fundación National Geographic.
En la fosa se han encontrado especies animales como el célebre "calamar gigante" del género Architeuthis y a 11 kilómetros de profundidad minúsculos seres vivos unicelulares y una forma de plancton por ahora desconocida.
Como ha ocurrido con otras fosas marítimas, se ha propuesto en varias ocasiones convertir esta localización en un depósito de desechos nucleares con la esperanza de que las fuerzas de subducción los lleven bajo el manto terrestre. Afortunadamente estas prácticas están prohibidas, además, las zonas de subducción de placas se asocian con seísmos de gran envergadura, cuyos efectos podrían ser impredecibles y posiblemente adversos a la seguridad de dichos depósitos.